¿Qué probabilidad existe de padecer un segundo ACV?

Segundo ACV
De acuerdo con la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares, “aproximadamente seis millones y medio de personas mueren al año a causa de un ACV”. Se dice que en el mundo, una de cada cuatro personas mayores de 25 años sufre un derrame cerebral a lo largo de su vida y el riesgo de recurrencia o de sufrir un segundo ACV es de casi un 13% (es decir, al menos trece personas tendrán otro ACV) en los primeros cinco años.
Cuando las personas sufren un accidente cerebrovascular, las posibilidades de supervivencia y el riesgo de un segundo ACV pueden variar bastante, dependiendo del factor desencadenante. Sin embargo, diferentes investigaciones médicas han alertado que los sobrevivientes al derrame cerebral podrían prevenir la reincidencia por medio de un tratamiento y la identificación de los factores de riesgo.
A continuación, revisaremos cuáles son las probabilidades de sufrir por segunda vez un accidente cerebrovascular y te compartiremos algunas recomendaciones para prevenirlo.
Probabilidades de sufrir un segundo ACV
Un accidente cerebrovascular es más común en personas mayores de 65 años, pero le puede suceder a cualquier persona sin importar su edad. Sin embargo, existen ciertas características que aumentan las posibilidades. La mejor manera de prevenir y protegerse a sí mismo es entender cuáles son los factores de riesgo y cómo enfrentarlo.
Según la Doctora Jodi Edwards del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook en Canadá, “el momento de mayor riesgo para un segundo ACV ocurre durante los primeros tres meses después de un primer derrame inicial”. En estos tres primeros meses aumenta el riesgo de sufrir otro ataque cerebrovascular hasta una vez y media más que el de la población en general.
Debido al alto riesgo que existe en los primeros tres meses tras un accidente cerebrovascular, el principal enfoque de los esfuerzos de prevención para los sobrevivientes, está orientado a seguirlos de cerca para evitar complicaciones dentro de este periodo de 90 días. Cuando los pacientes que no presentan complicaciones tempranas, son dados de alta de los servicios especializados de prevención y se van con un plan de seis meses para adoptar estrategias de prevención a largo plazo.
De acuerdo con otro estudio, el denominado Copenhagen Stroke Register, alrededor del 25% de los sobrevivientes de un ictus, experimentan un segundo ACV en los siguientes cinco años de vida. A pesar de que una persona sobreviva a un derrame cerebral o a un accidente cerebrovascular transitorio e inicialmente no tenga complicaciones; el riesgo de sufrir un segundo ACV se puede incluso cuadruplicar, en estos primeros meses o años, si no se aplican las llamadas estrategias de prevención secundaria. Ello incluye un riesgo mayor (siempre en relación con la población general) de sufrir un ataque cardíaco o de morir por cualquier causa.
Las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular por segunda vez permanecen elevadas durante los cinco años siguientes; sin embargo, en comparación con algunas décadas atrás, en la actualidad la probabilidad de supervivencia después de un primer ACV ha mejorado significativamente, gracias a todo el seguimiento y tratamiento médico hoy disponible.
Por esta razón, es fundamental tanto la prevención como el tratamiento de seguimiento específico a la hora de tratar a los sobrevivientes de un ataque cerebrovascular. Al tomar las medidas necesarias para mejorar el estado de salud y al cumplir con las recomendaciones médicas se reduce significativamente el riesgo de sufrir un segundo AVC.

Importancia del monitoreo constante
El monitoreo constante es un pilar fundamental para prevenir un segundo accidente cerebrovascular. Tras un primer evento, el riesgo de recurrencia aumenta significativamente, pero una vigilancia médica adecuada puede reducir considerablemente este peligro. Este monitoreo incluye tanto chequeos médicos regulares como el uso de tecnologías modernas que permiten un seguimiento continuo de la salud del paciente.
1. Chequeos médicos regulares
Frecuencia recomendada:
se sugiere visitar al médico cada 3 a 6 meses durante el primer año después del ACV y al menos una vez al año en los años siguientes.
Objetivo de los chequeos:
- Ajustar medicamentos para controlar factores de riesgo como hipertensión, colesterol y diabetes.
- Evaluar posibles efectos secundarios del tratamiento o la aparición de nuevos riesgos.
Pruebas clave: durante estas visitas, pueden realizarse pruebas específicas como:
- Monitoreo de presión arterial.
- Perfil lipídico para medir niveles de colesterol.
- Electrocardiograma (ECG) o monitoreo Holter para identificar problemas cardíacos.
- Ecografía de arterias carótidas para detectar obstrucciones.
2. Monitoreo en el hogar
- Dispositivos portátiles: herramientas como tensiómetros digitales y glucómetros permiten a los pacientes realizar un seguimiento diario de su salud desde casa.
- Aplicaciones móviles: hay apps diseñadas para recordar horarios de medicación, registrar datos de salud y enviar alertas al médico si se detectan anomalías.
- Reducción del estrés: estos dispositivos no solo brindan tranquilidad al paciente, sino que también permiten una respuesta temprana ante cualquier señal de alerta.
3. Beneficios de un monitoreo constante
- Detección temprana: permite identificar cambios peligrosos en los niveles de presión arterial, colesterol o ritmo cardíaco antes de que se conviertan en un problema mayor.
- Cumplimiento del tratamiento: ayuda a mantener al paciente enfocado en sus metas de salud al ofrecer retroalimentación constante sobre su progreso.
Prevención activa: reduce significativamente la probabilidad de un segundo ACV al mantener controlados los factores de riesgo.
Recomendaciones para prevenir un segundo ACV
El accidente cerebrovascular es la mayor causa de discapacidad a largo plazo, pero actualmente los métodos de rehabilitación y el tratamiento para el ACV han mejorado enormemente. De hecho, los investigadores aseguran que ahora se tienen las mejores tasas de supervivencia que hayan existido jamás.
La prevención secundaria incluye un estilo de vida saludable. De esta forma, el riesgo de recurrencia disminuye significativamente si los pacientes cumplen con las recomendaciones dadas por los profesionales médicos y todo el equipo de apoyo durante la recuperación del ataque cerebrovascular.
Para lograr reducir la reincidencia de un accidente cerebrovascular es importante fijarse en los principales factores de mayor riesgo. Según los profesionales, la rehabilitación y el tratamiento deben concentrarse en abordar los problemas antes de que se conviertan en algo más grave. A continuación, te contamos cuáles son los más importantes a considerar:
- Hipertensión arterial crónica
- Colesterol alto
- Inactividad prolongada
- Sobrepeso
- Diabetes
- Adicción al cigarrillo
Esto te puede ayudar a reducir el riesgo de reincidencia:
Dejar de fumar:
El tabaco contiene más de 7000 elementos químicos perjudiciales para la salud, incluido el monóxido de carbono. Cuando se inhala el humo del cigarrillo, el monóxido de carbono y la nicotina penetra en el torrente sanguíneo, el monóxido reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, esto hace que el corazón bombee más rápido para compensar.
Asimismo, esto eleva la presión arterial, lo que, a su vez, aumenta las probabilidades de sufrir un segundo ACV. Por otra parte, las sustancias químicas también pueden hacer que las plaquetas de la sangre se peguen entre sí, aumentando las posibilidades de formar coágulos de sangre.
Si la persona que sufrió un primer derrame cerebral es fumadora, será un hábito que tendrá que eliminar definitivamente para no aumentar el riesgo de reincidencia. Es una de las actividades más perjudiciales para la salud.
Tomar antiplaquetarios o anticoagulantes:
Esta recomendación solo se debe acoger en caso de que el médico la formule. Generalmente, después de sufrir un ACV se recomiendan los antiplaquetarios o los anticoagulantes, para que las plaquetas no se adhieran tan fácilmente a las paredes de los vasos sanguíneos y evitar que se formen coágulos de sangre y viajen por el sistema vascular hasta lograr bloquear los vasos del cerebro.
Los antiplaquetarios utilizan los siguientes principios activos:
- Ácido acetilsalicílico: es el principio activo y se encuentra en analgésicos como la aspirina.
- Clopidogrel: este ingrediente inhibe la coagulación de la sangre.
Vale la pena recalcar, que solo los médicos pueden indicar la cantidad y la frecuencia de estos medicamentos, ya que en muchos casos pueden tener efectos secundarios que se deben considerar.
Los anticoagulantes más usados son:
- La warfarina y sus similares que impiden la producción de factores de coagulación en el hígado, disminuyendo sustancias normales que actúan en la formación del coágulo.
- Los llamados nuevos anticoagulantes orales que inhiben o inactivan factores sanguíneos propios de la coagulación.
Controlar la presión arterial:
La presión arterial elevada es uno de los principales factores de riesgo que aumenta la reincidencia de un segundo ACV, pero al mismo tiempo es uno de los aspectos que más se pueden controlar. Al reducir la presión arterial, se reduce también el riesgo de sufrir nuevamente un ACV, pero al mismo tiempo se minimizan las posibilidades de sufrir un ataque al corazón o una enfermedad renal.
Las personas que han sufrido un primer derrame cerebral deben asegurarse de monitorear y mantener estable la presión arterial. Generalmente, se controla por medio de medicamentos, en este caso es fundamental que el paciente sea muy disciplinado con las dosis. Para bajar la presión arterial también es clave adoptar una dieta baja en sal.
Tratar el colesterol alto:
Para bajar los niveles de colesterol es ideal tomar medicamentos del grupo de las estatinas, estas protegen y estabilizan las paredes de los vasos sanguíneos, por lo tanto, pueden prevenir la formación de ateromas o placas en las paredes arteriales. Generalmente, se recetan para las personas que sufren un accidente cerebrovascular.
Por otra parte, también es necesario adoptar una dieta baja en grasas y rica en fibras.
Estilo de vida saludable:
Además de los hechos médicos directos, el riesgo de sufrir un segundo ACV tiene una estrecha relación con el estilo de vida de los sobrevivientes, ya que al adoptar hábitos saludables se puede prevenir la reincidencia del ataque. En primer lugar, se aconseja realizar actividad física de forma regular, ya sea realizar caminata o practicar algún deporte, esto se debe a que contribuye a fortalecer el corazón y los vasos sanguíneos.
En segundo lugar, se recomienda adoptar una dieta rica en verduras y frutas o la que se conoce como ‘dieta mediterránea’, sus principales alimentos son:
- Muchas frutas y verduras
- Cereales integrales
- Aceite de oliva
- Pescado y pollo
- Frijoles
Según una investigación de la Universidad Rush en Chicago, Estados Unidos, estos alimentos están clínicamente comprobados para impulsar la recuperación de los pacientes que sufrieron un accidente cerebrovascular, ya que contribuyen a preservar la función cerebral.
Y por último, para los afectados es imperativo dejar de fumar y reducir al máximo el consumo de alcohol.
Manejar la ansiedad:
Los sobrevivientes al accidente cerebrovascular tienden a experimentar altos niveles de ansiedad porque temen sufrir un segundo ACV. Pero la ansiedad a largo plazo puede elevar la presión arterial y a su vez, aumenta el riesgo de sufrir otro derrame cerebral. En este caso, es necesario tomar las medidas necesarias tales como:
- Acudir a terapia
- Meditar
- Ejercicio regular
En caso de que ninguna de estas opciones funcione, es necesario solicitar acompañamiento médico y revisar si es necesario tomar algún medicamento para la ansiedad.
Preguntas Frecuentes
¿Cuánto tiempo después de un primer ACV es más probable sufrir un segundo?
El riesgo de un segundo ACV es mayor en los primeros tres meses después del evento inicial. Durante este período, el riesgo puede aumentar hasta una vez y media más que el de la población general. Sin embargo, con un buen tratamiento y seguimiento médico, este riesgo puede reducirse significativamente.
¿Qué tan común es tener un segundo ACV?
Alrededor del 25% de los sobrevivientes de un primer ACV experimentan un segundo evento dentro de los cinco años. Este riesgo puede ser mayor si no se aplican estrategias de prevención secundaria, como el control de la presión arterial, colesterol y otros factores de riesgo.
¿Se puede prevenir completamente un segundo ACV?
Aunque no existe una garantía absoluta, el riesgo de recurrencia puede reducirse drásticamente siguiendo las recomendaciones médicas:
- Mantener un control estricto de la presión arterial y el colesterol.
- Adoptar un estilo de vida saludable con ejercicio regular y una dieta equilibrada.
- Tomar los medicamentos prescritos, como anticoagulantes o antiplaquetarios.
¿Es necesario cambiar mi estilo de vida después de un ACV?
Sí, es crucial adoptar hábitos saludables. Estos incluyen dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol, realizar actividad física regular y seguir una dieta rica en frutas, verduras y alimentos bajos en grasas saturadas. Estos cambios no solo reducen el riesgo de un segundo ACV, sino que también mejoran la calidad de vida.
¿Qué papel juega la rehabilitación en la prevención de un segundo ACV?
La rehabilitación es fundamental. Ayuda a los pacientes a recuperar funciones perdidas, mejorar la movilidad y controlar factores de riesgo a través de programas de ejercicio, fisioterapia y apoyo psicológico. Además, fomenta la adopción de hábitos saludables a largo plazo.
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¿Qué debo hacer si siento síntomas similares a los de un primer ACV?
Debes buscar atención médica inmediata. Los síntomas de un segundo ACV, como debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o pérdida de visión, requieren tratamiento urgente para minimizar daños y mejorar las posibilidades de recuperación.
¿Qué herramientas existen para monitorear mi salud desde casa?
Existen dispositivos como tensiómetros digitales y glucómetros, así como aplicaciones móviles que te ayudan a registrar y controlar factores de riesgo como la presión arterial, glucosa y colesterol. Estos permiten actuar rápidamente en caso de detectar valores fuera de lo normal.