La rehabilitación ACV es un proceso integral que incluye una serie de terapias enfocadas en disminuir los déficits neurológicos o discapacidades para prevenir la incidencia de complicaciones y tiempos de hospitalización, con el objetivo de promover la reintegración social y mejorar la calidad de vida del paciente.
Los efectos tras presentar un ataque cerebro vascular varían según la ubicación, extensión del tejido lesionado y la rapidez del tratamiento. Así mismo, pueden clasificarse en leves hasta severos y temporales o permanentes. Dentro de las alteraciones como se ha expuesto en post anteriores, es posible que presentes:
De esta manera, en función de las alteraciones motrices o sensitivas, según Moyano A se reconoce 5 grandes funciones que cumple la rehabilitación ACV:
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Así mismo, durante este proceso, Moyano A, describe 3 fases principales para lograr con éxito los objetivos ya planteados:
Usualmente, el paciente se encuentra en unidad de cuidados especializados en infarto cerebral (UTAC). Los objetivos de esta fase consisten en:
1. Prevención, diagnóstico y tratamiento precoz de complicaciones propios o consecuentes del ACV. Durante esta fase en el hospital, se lleva a cabo:
2. Estimar pronóstico funcional que incluyen datos como:
La fase inmediata de la rehabilitación después de un Accidente Cerebrovascular (ACV) es crítica para establecer las bases de la recuperación. Comprendiendo los desafíos que se presentan en las primeras semanas, los profesionales de la salud y los pacientes trabajan de la mano para abordar los impactos inmediatos del ACV. Aquí se detallan los aspectos clave de esta fase:
Durante las primeras horas y días después del ACV, se realiza una evaluación exhaustiva del paciente. Los profesionales de la salud, que pueden incluir fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y profesionales médicos, evalúan el alcance del daño cerebral y las áreas afectadas, como la movilidad, el habla y las habilidades cognitivas.
La colaboración entre profesionales de la salud es esencial en esta fase. Se establece un plan de rehabilitación personalizado que aborda las necesidades específicas del paciente. La comunicación abierta entre el equipo médico, el paciente y sus familiares es fundamental para establecer metas realistas y comprender las expectativas.
En esta fase se llevará en sí la rehabilitación por medio de actividades funcionales donde el paciente debe intervenir de manera activa de tal manera que su progreso inicie desde el aprendizaje consciente, al aprendizaje automatizado. Se describen actividades como:
Durante la fase subaguda, la terapia se personaliza aún más para abordar áreas específicas que requieren atención adicional. Esto puede incluir la mejora de la coordinación, la fuerza muscular, la memoria y otras habilidades cognitivas.
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Una vez se haya logrado un control y estabilidad del cuadro de cada paciente, iniciará la fase crónica y seguimiento que estará enfocada principalmente en la adaptación y reintegración social, familiar y en lo posible laboral. Así mismo, es importante llevar a cabo un control de factores de riesgo de aparición de ACV y prevención de posibles complicaciones. Dentro de esta categoría los objetivos son:
La rehabilitación se centra en mejorar la calidad de vida global del paciente. Esto puede incluir aspectos como la participación en actividades sociales, la reintegración laboral o el desarrollo de nuevas habilidades recreativas. Los equipos de rehabilitación, como sillas de ruedas, ortesis o dispositivos de asistencia, se evalúan y ajustan según sea necesario. Es crucial garantizar que estos equipos sigan siendo eficaces y se adapten a las necesidades cambiantes.
La fase crónica de la rehabilitación post ACV se trata de la adaptación continua y la mejora sostenida de la calidad de vida. Al centrarse en estrategias a largo plazo y en la participación activa del paciente y sus seres queridos, se promueve una recuperación completa y significativa.
El pronóstico de un ACV depende de varios factores, incluyendo:
Los ACV más graves, con mayor afectación neurológica, tienen un peor pronóstico.
Los ACV isquémicos, causados por una obstrucción de una arteria cerebral, tienen un mejor pronóstico que los ACV hemorrágicos, causados por la ruptura de una arteria cerebral.
Los pacientes mayores tienen un peor pronóstico que los pacientes más jóvenes.
La presencia de otros factores de riesgo para el ACV, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la hipercolesterolemia, también pueden empeorar el pronóstico.
De acuerdo con estadísticas propuestas por Moyano A, tras presentar un ataque cerebrovascular:
En base con estas cifras, se plantea la importancia de las acciones de la rehabilitación en el ACV y el equipo multidisciplinario (médicos, enfermeras, terapeutas físicos, del habla y recreación) así como la participación activa y continúa de la familia para optimizar los resultados funcionales y la reintegración social, familiar y laboral del paciente.
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